Lectura_39_Parasha_Jukat

Parashá Jukat | “Ordenanza”

Torah: Números 19:1-22:1

Haftarah: Jueces 11:1-33

Brit Jadashah: Juan 3:1-21

La parashá de esta semana inicia con un jok o estatuto muy enigmático: el agua de la purificación con la ceniza de la vaca roja. El Eterno da todos los detalles al respecto: desde cómo se debe obtener y almacenar las cenizas, hasta su uso en el ritual de la purificación.
Las personas que son rociadas con las aguas y la ceniza quedarán purificadas, no así los que participan en obtener las cenizas y los que rocían las aguas con ceniza.

El Eterno centra el mandamiento en la purificación de alguien que por alguna razón ha tocado un muerto. En este proceso, la persona se purifica por 7 días. En los cuales el tres y el siete requieren el rociado de las aguas con ceniza. Probablemente esto responde a la gran mortandad y la necesidad no solo de sepultar a los muertos de la plaga, sino de dar la pureza ritual a las personas involucradas. De igual manera estos estatutos son para enfatizar al pueblo que solo por los medios que el Eterno establece en la Torah es que podemos alcanzar la pureza para ser dignos de entrar a sus atrios.

 

Dentro del peregrinar, el pueblo sufre la perdida de Miriam y el agua escasea para la comunidad. El pueblo se quejó y contendió con Moshé y con Aharón. Entonces el Eterno se manifestó en el tabernáculo para darles instrucciones sobre el agua. Entre ellas, tenían que hablar a la roca para que les de agua. Moshé tomo la vara y junto con Aharón y los ancianos se dirigieron al pueblo frente a la roca. Sin embargo, dentro de todo el momento, Moshé golpeó la roca dos veces. La roca dio agua, pero el Eterno se enojó puesto que Moshé no confió en sus instrucciones y por lo tanto a él y a Aharón no entrarían a la tierra de la promesa.

Pasado este evento, Israel tuvo la negativa por parte de Edom para pasar su territorio y tuvieron que regresar para bordear Edom y regresar rumbo al Mar Suf.

El pueblo de Israel sufre otra perdida más: Aharón es reunido con su pueblo en la cima del monte Hor y Eliezer, su hijo,  lo sustituye como sumo sacerdote. El pueblo llora la ausencia de Aharón por treinta días y continúa con la marcha.

A partir de este punto, Israel comienza con una serie de batallas contra los cananeos del lado este del Jordán: Arad del Neguev, Sehón de Moab y Og de Basan, amorreo. Los cuales fueron entregados en manos de nuestro pueblo, y fueron tomadas sus ciudades para habitación de parte de los hijos de Israel.

Dentro de estos eventos de guerras, sucedió un levantamiento del pueblo en contra de Moshé y en contra del Maná. A causa de esto, el Eterno envía serpientes ardientes o venenosas como plaga de mortandad contra el pueblo calumnió contra Moshé y que despreció el Maná.

El pueblo al verse evidenciado ante su pecado, pidieron a Moshé que intercediera por ellos ante el Eterno y les salvara de las serpientes. El Eterno le ordena a Moshé levantar una semejanza de serpiente de bronce en un asta para que al verla todos los que fueran mordidos por las serpientes fueran sanados y salvados de la mortandad.

Finalmente, Israel acampó junto al Jordán frente a Jericó.

Números 19:1-17

Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo; y la daréis a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su presencia. Y Eleazar el sacerdote tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces; y hará quemar la vaca ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar. Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca. El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche. Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será inmundo hasta la noche. Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación. 10 Y el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre ellos.

11 El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días. 12 Al tercer día se purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día no se purificare, no será limpio al séptimo día. 13 Todo aquel que tocare cadáver de cualquier persona, y no se purificare, el tabernáculo de Jehová contaminó, y aquella persona será cortada de Israel; por cuanto el agua de la purificación no fue rociada sobre él, inmundo será, y su inmundicia será sobre él.

14 Esta es la ley para cuando alguno muera en la tienda: cualquiera que entre en la tienda, y todo el que esté en ella, será inmundo siete días. 15 Y toda vasija abierta, cuya tapa no esté bien ajustada, será inmunda; 16 y cualquiera que tocare algún muerto a espada sobre la faz del campo, o algún cadáver, o hueso humano, o sepulcro, siete días será inmundo. 17 Y para el inmundo tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella agua corriente en un recipiente;