Bamidbar-Behaaloteja

Parashá Beha’aloteja | בְּהַֽעֲלֹֽתְךָ֙ 

“Cuando asciendas”

Torah: Números 8:1 – 12:16
Haftarah: Zacarías 2:14- 4:7
Brit Jadashah: Revelación 11:1-19

 

La porción de esta semana justo después de las ofrendas en el altar. La siguiente tarea era la de encender la Menorah (la lámpara de 7 brazos) de manos de Aharón. Seguidamente a las instrucciones específicas del Eterno sobre como encender su Lámpara, ordena la consagración de los levi’im en el servicio. Después del lavado ritual y presentar sus ofrendas por pecado y por dedicación, los levi’im son incorporados al ministerio asignado en cuanto al Mishkan.

Llegado el tiempo, el Eterno le recuerda a Israel que debe celebrar la fiesta de Pesaj: en el día 14 del mes de aviv, entre las dos tardes. En este evento, vemos que hombres que se habían contaminado por causa de muerto se vieron impedidos de celebrar. Moshé consultó al respecto de ellos y les dio la orden de celebrar Pesaj el día 14 del segundo mes. Esto como medida para aquellos que se habían contaminado por muerto o que por causa de viaje no estuvieron para la celebración del mes Primero (se dice que eran los que cargaban los huesos de Yosef y el resto de los patriarcas). La orden no es una permisión para quien no está de viaje o impuro por muerto. La orden es clara: en su tiempo y momento se debe celebrar Pesaj.

El pasaje nos sigue narrando la organización de la marcha de las tribus. La distancia entre Gereshon y Merari y, Coat para tener la oportunidad de ensamblar el Mishkan. El Pueblo se movía o acampaba según la nube del Eterno se movía. Pero siempre cubiertos por la protección de la Nube de día y la apariencia de fuego de noche. El Eterno ordenó a Moshé que se hicieran dos trompetas de plata, las cuales sonarían para convocar a los ancianos o al pueblo, a la marcha o a la batalla; así mismo para el anuncio de las festividades, tiempos y sazones.

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Los dos eventos finales narrados en la Torah son: La mortandad por plagas a causa de las inconformidades del pueblo para con el Eterno. Una de ellas fue la ausencia de la carne, la cual fue suplida con las codornices. Tanto el natural como el extranjero supieron que la mezquindad y la codicia destruyen al pueblo espiritual y físicamente. Este evento da como resultado que Moshé establezca por orden del Eterno al Sanedrín, el consejo de los 70 ancianos. Ellos llevarían con Moshé la carga de juzgar al pueblo, instruirlo y corregirlo.

El segundo de ellos fue el tzara’at de Miriam hermana de Moshé. El hablar mal de su hermano produjo la contaminación, consecuencia de hablar mal del ungido del Eterno. El Señor accedió a sanar a Miriam pero después de 7 días. Así se dejó en claro que la causa de las distintas y malas consecuencias es la necedad del pueblo por atentar contra la integridad del Moshé.

Bamidbar (Números) 8:1-14 


1 El SEÑOR habló a Moisés diciendo: “Habla a Aarón y dile: ‘Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas deberán alumbrar hacia la parte delantera del candelabro’ ”.

Aarón lo hizo así. Encendió las lámparas hacia la parte delantera del candelabro, como el SEÑOR había mandado a Moisés. Esta era la hechura del candelabro: Era de oro modelado a martillo; desde su base hasta sus flores estaba modelado a martillo. Conforme al modelo que el SEÑOR había mostrado a Moisés, así hizo el candelabro.

El SEÑOR habló a Moisés diciendo: “Toma a los levitas de entre los hijos de Israel y purifícalos. Así harás con ellos para purificarlos: Rocía sobre ellos el agua para la purificación; luego haz que pasen la navaja sobre todo su cuerpo y que laven sus vestiduras. Así serán purificados.

“Después tomarán un novillo con su ofrenda de harina fina amasada con aceite. Luego tomarás otro novillo, para el sacrificio por el pecado. Harás que los levitas se acerquen delante del tabernáculo de reunión y reunirás a toda la asamblea de los hijos de Israel. 10 Después que hayas hecho que se acerquen los levitas delante del SEÑOR, los hijos de Israel pondrán sus manos sobre los levitas. 11 Luego Aarón presentará a los levitas delante del SEÑOR, como ofrenda mecida de los hijos de Israel, y ellos estarán listos para realizar el servicio del SEÑOR.

12 “Después los levitas pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos; y tú ofrecerás el uno como sacrificio por el pecado, y el otro en holocausto al SEÑOR, para hacer expiación por los levitas. 13 Harás que los levitas estén de pie delante de Aarón y de sus hijos, y los presentarás como ofrenda mecida al SEÑOR. 14 Así separarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y los levitas serán míos.

Bamidbar (Números) 8:15-26


15 Después de eso, cuando los hayas purificado y los hayas presentado como ofrenda mecida, los levitas entrarán a servir en el tabernáculo de reunión. 16 Porque los levitas están enteramente entregados a mí de entre los hijos de Israel. Yo los he tomado para mí en lugar de todo primogénito que abre la matriz de entre los hijos de Israel. 17 Porque mío es todo primogénito de los hijos de Israel, tanto de los hombres como de los animales[a]. El día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, los consagré para mí. 18 Yo he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel[b]19 También he dado los levitas, como un donativo para Aarón y para sus hijos de entre los hijos de Israel, a fin de que realicen el servicio por los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión y hagan expiación por los hijos de Israel. Así no habrá mortandad entre los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al santuario”.

20 Moisés, Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todo lo que el SEÑOR había mandado a Moisés acerca de los levitas. Así hicieron con ellos los hijos de Israel. 21 Los levitas se purificaron de pecado y lavaron sus vestiduras. Luego Aarón los presentó como ofrenda mecida delante del SEÑOR, y Aarón hizo expiación por ellos para purificarlos. 22 Después de esto, entraron los levitas para servir en el tabernáculo de reunión delante de Aarón y de sus hijos. Conforme a lo que el SEÑOR había mandado a Moisés acerca de los levitas, así hicieron con ellos.

23 Entonces el SEÑOR habló a Moisés diciendo: 24 “Esto es lo que concierne a los levitas: De veinticinco años para arriba entrarán a prestar servicio en el trabajo del tabernáculo de reunión. 25 A partir de los cincuenta años volverán de su servicio, y nunca más prestarán servicio. 26 Asistirán a sus hermanos en el cumplimiento de sus obligaciones en el tabernáculo de reunión, pero no realizarán el servicio. Así harás con los levitas en cuanto a sus obligaciones”.

Bamidbar (Números) 9:1-14


1 El SEÑOR habló a Moisés en el desierto de Sinaí, en el mes primerob del segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo: “Los hijos de Israel celebrarán la Pascua a su debido tiempo. El día catorce de este mes, al atardecer, la celebrarán a su debido tiempo. La celebrarán conforme a todos sus estatutos y conforme a todos sus decretos”.

Moisés habló a los hijos de Israel para que celebraran la Pascua. Y celebraron la Pascua en el desierto de Sinaí, el día catorce del mes primero[a], al atardecer. Los hijos de Israel hicieron conforme a todo lo que el SEÑOR había mandado a Moisés.

Sucedió que algunos hombres estaban impuros a causa de contacto con un cadáver, de modo que no pudieron celebrar la Pascua aquel día. Se acercaron aquel día a la presencia de Moisés y de Aarón, y esos hombres les dijeron:

—Nosotros estamos impuros a causa de contacto con un cadáver. ¿Por qué seremos impedidos nosotros, entre los hijos de Israel, de ofrecer el sacrificio al SEÑOR a su debido tiempo?

Moisés les respondió:

—Esperen hasta que yo oiga qué es lo que manda el SEÑOR acerca de ustedes.

Entonces el SEÑOR habló a Moisés diciendo:

10 —Habla a los hijos de Israel y diles: “Cualquiera de ustedes o de sus descendientes que esté impuro a causa de contacto con un cadáver o que esté lejos, de viaje, podrá celebrar la Pascua al SEÑOR. 11 La celebrarán el día catorce del mes segundo[b], al atardecer, y la comerán con panes sin levadura y con hierbas amargas. 12 No dejarán nada de ella para el siguiente día ni quebrarán ninguno de sus huesos. La celebrarán conforme a todo el estatuto de la Pascua.

13 “Pero el que está puro y no está de viaje, y deja de celebrar la Pascua, tal persona será excluida de su pueblo, porque no ofreció el sacrificio al SEÑOR a su debido tiempo. Tal persona cargará con su pecado.

14 “Si con ustedes reside algún extranjero y celebra la Pascua al SEÑOR, la celebrará conforme al estatuto y al decreto de la Pascua. El mismo estatuto tendrán, tanto para el extranjero como para el natural de la tierra”.

Bamidbar (Números) 9:15 – 10:10


15 El día en que fue erigido el tabernáculo la nube cubrió el tabernáculo, la tienda del testimonio. Y desde el anochecer hasta el amanecer había algo semejante a fuego sobre el tabernáculo. 16 Así sucedía continuamente: La nube lo cubría de día[a], y la apariencia de fuego de noche. 17 Cuando la nube se levantaba de encima del tabernáculo, los hijos de Israel se ponían en marcha. Y en el lugar donde la nube se detenía, allí acampaban los hijos de Israel. 18 Al mandato del SEÑOR los hijos de Israel partían, y al mandato del SEÑOR acampaban. Ellos quedaban acampados todos los días que la nube permanecía sobre el tabernáculo. 19 Cuando la nube se detenía muchos días sobre el tabernáculo, los hijos de Israel guardaban la ordenanza del SEÑOR y no se ponían en marcha. 20 Y cuando la nube estaba sobre el tabernáculo pocos días, al mandato del SEÑOR quedaban acampados, y al mandato del SEÑOR partían.

21 Cuando la nube se detenía desde el anochecer hasta el amanecer, y la nube se levantaba por la mañana, ellos se ponían en marcha. Cuando la nube se levantaba, ya fuera de día o ya fuera de noche, ellos se ponían en marcha. 22 Si la nube permanecía dos días, un mes o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo, los hijos de Israel quedaban acampados y no partían. Pero cuando se levantaba, ellos partían. 23 Al mandato del SEÑOR acampaban, y al mandato del SEÑOR partían, guardando la ordenanza del SEÑOR, de acuerdo con el mandato del SEÑOR dado por medio de Moisés.

10 El SEÑOR habló a Moisés diciendo: “Hazte dos trompetas de plata; las harás modeladas a martillo. Y te servirán para convocar a la congregación y para poner en marcha los campamentos. Cuando se toque con ambas, se reunirá ante ti toda la congregación a la entrada del tabernáculo de reunión. Pero cuando se toque solo con una, se reunirán ante ti los dirigentes, los jefes de los millares de Israel.

“Cuando toquen con estrépito, se pondrán en marcha los campamentos que acampan al este. Y cuando toquen con estrépito por segunda vez, se pondrán en marcha los campamentos que acampan al sur. Para ponerse en marcha se tocará con estrépito. Sin embargo, cuando se convoque a la asamblea, tocarán, pero no con estrépito. Los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas. Las tendrán por estatuto perpetuo, a través de sus generaciones.

“Cuando en la tierra de ustedes vayan a la guerra contra el adversario que los hostilice, tocarán con estrépito las trompetas. Y serán recordados por el SEÑOR su Dios, y serán librados de sus enemigos. 10 En el día de su regocijo, es decir, en sus solemnidades y en sus días primeros de mes, tocarán las trompetas en relación con sus holocaustos y con sus sacrificios de paz. Y les servirán de recordatorio en la presencia de su Dios. Yo, el SEÑOR, su Dios”.

Bamidbar (Números) 10:11-34


11 El veinte del mes segundo del segundo año se levantó la nube de encima del tabernáculo del testimonio, 12 y los hijos de Israel se pusieron en marcha por etapas desde el desierto de Sinaí. La nube se detuvo en el desierto de Parán. 13 Así partieron por primera vez, de acuerdo con el mandato del SEÑOR por medio de Moisés.

14 El estandarte del campamento de los hijos de Judá partió primero, según sus ejércitos. Najsón hijo de Aminadab estaba al frente de su ejército. 15 Al frente del ejército de la tribu de los hijos de Isacar estaba Natanael hijo de Zuar. 16 Y al frente del ejército de la tribu de los hijos de Zabulón estaba Eliab hijo de Helón.

17 Una vez desarmado el tabernáculo, partieron los hijos de Gersón y los hijos de Merari que lo llevaban.

18 Luego partió el estandarte del campamento de Rubén, según sus ejércitos. Elisur hijo de Sedeur estaba al frente de su ejército. 19 Al frente del ejército de la tribu de los hijos de Simeón estaba Selumiel hijo de Zurisadai. 20 Y al frente del ejército de la tribu de los hijos de Gad estaba Eliasaf hijo de Reuel.

21 Después partieron los cohatitas, llevando lo sagrado. Antes de que ellos llegaran, los otros erigían el tabernáculo.

22 Después partió el estandarte del campamento de los hijos de Efraín, según sus ejércitos. Elisama hijo de Amihud estaba al frente de su ejército. 23 Al frente del ejército de la tribu de los hijos de Manasés estaba Gamaliel hijo de Pedasur. 24 Y al frente del ejército de la tribu de los hijos de Benjamín estaba Abidán hijo de Gedeoni.

25 Después partió el estandarte del campamento de los hijos de Dan, según sus ejércitos, formando la retaguardia de todos los campamentos. Ajiezer hijo de Amisadai estaba al frente de su ejército. 26 Al frente del ejército de la tribu de los hijos de Aser estaba Paguiel hijo de Ocrán. 27 Y al frente del ejército de la tribu de los hijos de Neftalí estaba Ajira hijo de Enán.

28 Este es el orden en que partieron los hijos de Israel, según sus ejércitos. Así se pusieron en marcha.

29 Entonces Moisés dijo a Hobab hijo de Reuel[c] el madianita, su suegro:

—Nosotros partimos hacia el lugar del cual el SEÑOR ha dicho: “Yo se lo daré”. Ven con nosotros, y te haremos bien; porque el SEÑOR ha prometido el bien para Israel[d].

30 Pero él respondió:

—No iré, sino que me iré a mi tierra y a mi parentela.

31 Y Moisés le dijo:

—Por favor, no nos abandones, ya que tú conoces el lugar donde debemos acampar en el desierto y nos servirás de ojos. 32 Y será que, si vienes con nosotros, cuando logremos el bien que el SEÑOR nos ha de hacer, nosotros haremos el bien contigo.

33 Así partieron del monte del SEÑOR para tres días de camino. El arca del pacto del SEÑOR iba delante de ellos durante los tres días de camino, buscando para ellos un lugar donde descansar. 34 La nube del SEÑOR estaba sobre ellos de día, cuando partían del campamento.

Bamidbar (Números) 10:35 – 11:29


35 Cuando el arca partía, Moisés decía:

“¡Levántate, oh SEÑOR,

y sean dispersados tus enemigos!

¡Huyan de tu presencia los que te aborrcen!”.

36 Y cuando se asentaba, decía:

“¡Vuelve, oh SEÑOR, a las miríadas

de millares de Israel!”.

11 Aconteció que el pueblo se quejó amargamentec a oídos del SEÑOR. Lo oyó el SEÑOR, y se encendió su furor; y un fuego del SEÑOR ardió contra ellos y consumió un extremo del campamento. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró al SEÑOR; y el fuego se extinguió. Y llamó a aquel lugar Taberad, porque el fuego del SEÑOR ardió contra ellos.

Entonces el populacho que había entre ellos se dejó llevar por la gula. Y también los hijos de Israel volvieron a llorar diciendo:

—¡Quién nos diera de comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos. Pero ahora nuestro apetito se reseca, ya que no hay ante nuestros ojos más que el maná.

El maná era como la semilla del cilantro, y su aspecto era como el de la resina. El pueblo se dispersaba para recogerlo, y lo molían en molinos de piedra o lo trituraban en morteros. Lo cocinaban en ollas y hacían de ello tortas que tenían sabor de tortas cocidas con aceite. Cuando el rocío descendía de noche sobre el campamento, el maná descendía sobre él.

10 Moisés oyó al pueblo que lloraba, de familia en familia, cada una a la entrada de su tienda, y el furor del SEÑOR se encendió en gran manera. También a Moisés le pareció mal, 11 y Moisés dijo al SEÑOR:

—¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia ante tus ojos, para que hayas puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? 12 ¿Acaso concebí yo a todo este pueblo? ¿Acaso yo lo engendré, para que me digas: “Como una nodriza lleva a un bebé, llévalo en tu seno a la tierra que juré[a] dar a sus padres”? 13 ¿De dónde he de sacar yo carne para dar de comer a todo este pueblo, que llora ante mí diciendo: “Danos carne para que comamos”? 14 Yo solo no puedo llevar a todo este pueblo, porque es demasiado pesado para mí. 15 Si así vas a hacer tú conmigo, concédeme por favor la muerte, si he hallado gracia ante tus ojos, para que yo no vea mi desgracia.

16 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés:

—Reúneme a setenta hombres de los ancianos de Israel, a quienes tú conozcas como ancianos y oficiales del pueblo. Tráelos al tabernáculo de reunión, y que se presenten allí contigo. 17 Yo descenderé y hablaré allí contigo, tomaré del Espíritu que está en ti y lo pondré en ellos. Luego ellos llevarán contigo la carga del pueblo, y ya no la llevarás tú solo. 18 Y al pueblo dirás: “Santifíquense para mañana, y comerán carne. Pues han llorado a oídos del SEÑOR diciendo: ‘¡Quién nos diera de comer carne! Porque nos iba mejor en Egipto’. El SEÑOR, pues, les dará carne, y comerán. 19 No comerán un día ni dos días, ni cinco días ni diez días ni veinte días, 20 sino hasta un mes; hasta que se les salga por las narices, y tengan náuseas. Por cuanto han menospreciado al SEÑOR, que está en medio de ustedes, y han llorado delante de él diciendo: ‘¿Por qué salimos de Egipto?’ ”.

21 Entonces dijo Moisés:

—Yo estoy en medio de un pueblo de seiscientos mil hombres de infantería, y tú dices: “Les daré carne, y comerán todo un mes”. 22 ¿Se habrían de degollar para ellos las ovejas y las vacas para que les fuera suficiente? ¿Se habrían de juntar para ellos todos los peces del mar para que les fueran suficientes?

23 Entonces el SEÑOR respondió a Moisés:

—¿Acaso se ha acortado la mano del SEÑOR? ¡Ahora verás si se cumple para ti mi palabra, o no!

24 Entonces Moisés salió y dijo al pueblo las palabras del SEÑOR. Reunió a setenta hombres de los ancianos del pueblo y los hizo estar de pie alrededor del tabernáculo. 25 Entonces el SEÑOR descendió en la nube y le habló. Tomó del Espíritu que estaba sobre él y lo puso sobre los setenta ancianos. Y sucedió que cuando el Espíritu posó sobre ellos, profetizaron; pero no continuaron haciéndolo.

26 Pero en el campamento habían quedado dos hombres: uno se llamaba Eldad, y el otro Medad. Sobre ellos también se posó el Espíritu. Ellos estaban entre los que habían sido inscritos pero que no habían ido al tabernáculo, y comenzaron a profetizar en el campamento. 27 Entonces un joven corrió e informó a Moisés diciendo:

—¡Eldad y Medad profetizan en el campamento!

28 Luego intervino Josué hijo de Nun, quien era ayudante de Moisés, desde su juventud, y dijo:

—¡Señor mío, Moisés, impídeselo!

29 Moisés le respondió:

—¿Tienes tú celos por mí? ¡Ojalá que todos fueran profetas en el pueblo del SEÑOR, y que el SEÑOR pusiera su Espíritu sobre ellos!

Bamidbar (Números) 11:30 – 12:16


30 Moisés volvió al campamento junto con los ancianos de Israel. 31 Entonces de parte del SEÑOR salió un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer junto al campamento, hasta la distancia de un día de camino de este lado y un día de camino del otro lado, hasta la altura de noventa centímetros sobre el suelo. 32 Entonces el pueblo permaneció levantado todo aquel día y toda la noche, y todo el día siguiente, recogiendo las codornices. El que menos, recogió diez montones[a]; y las tendieron para sí alrededor del campamento.

33 Aún estaba la carne entre sus dientes, antes que la comenzaran a masticar, cuando se encendió el furor del SEÑOR contra el pueblo, y el SEÑOR golpeó al pueblo con una gran plaga. 34 Y llamó el nombre de aquel lugar Quibrot-hataavah[b], porque allí sepultaron al pueblo glotón.

35 De Quibrot-hataavah el pueblo se puso en marcha hacia Hazerot, y permanecieron en Hazerot.

 

12 María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado, porque él había tomado por mujer a una cusita. Ellos dijeron:

—¿Acaso solo por medio de Moisés ha hablado el SEÑOR? ¿No ha hablado también por medio de nosotros?

Y lo oyó el SEÑOR. Moisés era un hombre muy manso, más manso que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra. Repentinamente el SEÑOR dijo a Moisés, a Aarón y a María:

—Vayan ustedes tres al tabernáculo de reunión.

Y fueron los tres. Entonces el SEÑOR descendió en una columna de nube, se detuvo a la entrada del tabernáculo y llamó a Aarón y a María. Ellos dos se acercaron, y él les dijo:

—Oigan mis palabras: Si tuvieran un profeta del SEÑOR, yo me manifestaría a él en visión o hablaría con él en sueños. No es así con mi siervo Moisés, quien es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablo con él, en persona[c], y no por enigmas. Y él contempla la apariencia del SEÑOR. ¿Por qué, pues, no tuvieron temor de hablar contra mi siervo, contra Moisés?

Entonces el furor del SEÑOR se encendió contra ellos. Y se fue. 10 Cuando la nube se apartó de encima del tabernáculo, he aquí que María quedó leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María, y he aquí que estaba leprosa. 11 Entonces Aarón dijo a Moisés:

—¡Ay, señor mío! Por favor, no pongas sobre nosotros el pecado, porque locamente hemos actuado y hemos pecado. 12 Por favor, no sea ella como el que sale muerto del vientre de su madre, con la mitad de su carne consumida.

13 Entonces Moisés clamó al SEÑOR diciendo:

—¡Oh Dios, sánala, por favor!

14 El SEÑOR respondió a Moisés:

—Si su padre le hubiera escupido en su cara, ¿no quedaría avergonzada durante siete días? Que sea recluida fuera del campamento durante siete días, y después será readmitida.

15 Así María fue recluida fuera del campamento durante siete días. El pueblo no se puso en marcha hasta que María fuera readmitida. 16 Después partió el pueblo de Hazerot y acampó en el desierto de Parán.

Zejariyah 2:14- 4:7 (Zacarías 2:10- 4:7)


10 “¡Canta y alégrate, oh hija de Sion, porque he aquí que vengo y habitaré en medio de ti!, dice el SEÑOR. 11 En aquel día se unirán al SEÑOR muchas naciones y serán mi pueblo. Y habitaré en medio de ti”. Entonces conocerán que el SEÑOR de los Ejércitos me ha enviado a ti. 12 El SEÑOR poseerá a Judá como su heredad en la tierra santa y de nuevo escogerá a Jerusalén. 13 ¡Calle todo mortal delante del SEÑOR, porque él se ha despertado en su santa morada!

3 Después me mostró a Josué, el sumo sacerdote, el cual estaba delante del ángel del SEÑOR; y Satanás estaba a su mano derecha para acusarlo.

El SEÑOR dijo a Satanás:

—El SEÑOR te reprenda, oh Satanás. El SEÑOR, quien ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es este un tizón arrebatado del fuego?

Josué estaba delante del ángel, vestido con vestiduras sucias. Entonces el ángel habló y ordenó a los que estaban delante de él, diciendo:

—Quítenle esas vestiduras sucias. —Y a Josué dijo—: Mira que he quitado de ti tu iniquidad y te visto con ropa de gala. —También dijo—: Pongan sobre su cabeza un turbante limpio.

Pusieron un turbante limpio sobre su cabeza y lo vistieron con sus vestiduras. El ángel del SEÑOR estaba de pie. Y el ángel del SEÑOR advirtió a Josué diciendo:

—Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Si andas en mis caminos y guardas mi ordenanza, tú también gobernarás mi casa y guardarás mis atrios; y yo te daré libre acceso entre estos que están de pie. Escucha, pues, oh Josué, sumo sacerdote; tú y tus amigos que se sientan delante de ti, puesto que son hombres de carácter simbólico: He aquí yo traigo a mi siervo, el Retoño. Porque he aquí que yo mismo grabaré aquella piedra que he puesto delante de Josué (sobre esta única piedra hay siete ojos)[c], dice el SEÑOR de los Ejércitos, y quitaré la iniquidad de la tierra en un solo día. 10 En aquel día, dice el SEÑOR de los Ejércitos, cada uno de ustedes invitará a su amigo para estar debajo de su vid y debajo de su higuera”.

 

4 El ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó, como a un hombre que es despertado de su sueño. Y me preguntó:

—¿Qué ves?

Yo respondí:

—He aquí, veo un candelabro hecho todo de oro, con un depósito encima, y en la parte superior del candelabro están sus siete lámparas con sus siete conductos para las mechas. Sobre él hay dos olivos, uno a la derecha del depósito y otro a su izquierda.

Proseguí y pregunté al ángel que hablaba conmigo:

—¿Qué son estos, señor mío?

Y el ángel que hablaba conmigo me respondió:

—¿No sabes qué son estos?

Yo dije:

—No, señor mío.

Entonces me explicó diciendo:

—Esta es la palabra del SEÑOR para Zorobabel: “No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran montaña? ¡Delante de Zorobabel serás aplanada! Él sacará la piedra principal con aclamaciones de ‘¡Qué hermosa, qué hermosa!’ ”.

Apocalipsis (Revelaciones) 11:1-19


11 Entonces me fue dada una caña, semejante a una vara de medir, y se me dijo: “Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y a los que en él adoran. Y deja aparte el atrio de afuera del templo. Y no lo midas, porque ha sido dado a los gentiles, y ellos pisotearán la ciudad santa por cuarenta y dos meses. Yo mandaré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Ellos son los dos olivos y los dos candeleros que están delante del Dios de la tierra[a]Si alguien les quiere dañar, fuego sale de la boca de ellos y devora a sus enemigos. Cuando alguien les quiera hacer daño, tiene que morir de esta manera. Ellos tienen poder para cerrar el cielo, de modo que no caiga lluvia durante los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas, para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.

Cuando hayan concluido su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la gran ciudad que simbólicamente es llamada Sodoma y Egipto, donde también fue crucificado el Señor de ellos[c]Y por tres días y medio, la gente de los pueblos y de las razas y de las lenguas y de las naciones miran sus cadáveres; y no permiten que sus cadáveres sean puestos en sepulcros. 10 Y los habitantes de la tierra se gozan sobre ellos y se alegran. Y se enviarán regalos unos a otros, porque estos dos profetas habían sido un tormento para los habitantes de la tierra.

11 Después de los tres días y medio el aliento de vida enviado por Dios entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies. Y un gran temor cayó sobre los que los veían. 12 Oyeron una gran voz del cielo que les decía: “¡Suban acá!”. Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los vieron. 13 Y en aquella hora se produjo un gran terremoto, y cayó la décima parte de la ciudad. Murieron por el terremoto siete mil hombres, y los demás estaban aterrorizados y dieron gloria al Dios del cielo.

14 Ha pasado el segundo ay. He aquí el tercer ay viene pronto.

15 El séptimo ángel tocó la trompeta. Y en el cielo se oyeron grandes voces que decían:

“El reino del mundo ha venido a ser

de nuestro Señor y de su Cristo.

Él reinará por los siglos de los siglos”.

16 Y los veinticuatro ancianos, que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios 17 diciendo: “Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras, porque has asumido tu gran poder y reinas. 18 Las naciones se enfurecieron, pero ha venido tu ira y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar su galardón a tus siervos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, tanto a los pequeños como a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”.

19 Y fue abierto el templo de Dios que está en el cielo, y se hizo visible el arca de su pacto en su templo. Entonces estallaron relámpagos, voces, truenos, un terremoto y una fuerte granizada.